Trata los datos de los pacientes como querrías que tratasen los tuyos.
¿Estás seguro de que tienes que acceder a esa historia clínica? Piénsalo. Solo debes acceder si es necesario para los fines de tu trabajo.
Recuerda: tus accessos a la documentación clínica quedan registrados en el sistema. Se sabe en qué momento y a qué información has accedido. Los accesos son auditados posteriormente.
Evita informar a terceros sobre la salud de tus pacientes, salvo que estos lo hayan consentido o tengas una justificación lícita.
Cuando salgas del despacho, aségurate de cerrar la sesión abierta en tu ordenador. No facilites a nadie tu clave y contraseña; si necesitas un acceso urgente, contacta con el departamento de informática.
No envies información con datos de salud por correo electrónico o por cualquier red pública o inalámbrica de comunicación electrónica; si fuera imprescindible, no olvides cifrar los datos.
No tires documentos con datos personales a la papelera; destrúyelos tú mismo sigue el procedimiento implantado en tu centro.
Cuando termines de pasar consulta, cierra con lave los armarios o archivadores que contengan documentación clínica.
No dejes las historias clínicas a la vista sin supervisión.
No crees por tu propia cuenta ficheros con datos personales de pacientes; consulta siempre antes con el departamento de informática.